Todo el mundo quiere decir todo en cinco líneas, y eso no es literatura. Mario Levrero

Relámpago en la noche






Paco es un joven aparejador que lleva dos años rindiendo satisfactoriamente en su trabajo. Está convencido de ser el elegido por una sociedad de extraterrestres y santos para anunciar la pronta venida de una nueva era de paz y felicidad universal. También esta convencido de ser aparejador y seguidor del Atlético de Madrid, y además desearía que este club ganase alguna vez la Copa de Europa de fútbol, pues para él es el mejor club del mundo[1].

Las personas que sufren trastornos mentales son casi siempre inofensivas, como el resto de los mortales. Pero de la misma forma que las personas “normales” podemos llegar a matar, también ellos en situaciones especiales llegan a este extremo. Estos casos son contados, pero cuando se dan despiertan gran expectación, y la desesperación de los familiares de las víctimas, que comprenden que muchos de estos crímenes se podían haber evitado, por previsibles.

En este libro se exponen 50 historias cinematográficas de asesinos, violadores, personalidades desviadas y toda clase de personajes, reales o ficticios, que cometen crímenes, fruto de actos impulsivos, caprichosos, imbuidos por delirios o alucinaciones, o por carencias de todo tipo. El mas conocido de los enfermos peligrosos es el Psicópata
[2].

Técnicamente se le define como la persona que tiene, desde la infancia, un patrón general de rechazo y violación de los derechos y los sentimientos ajenos. El psicópata no padece alucinaciones ni delirios sino que se caracteriza por ser una persona impulsiva y con una gran incapacidad para ponerse en la piel de los demás. No suele tener remordimientos y las justificaciones que da por sus actos son tales como “la vida es dura”, “el que es perdedor es porqué lo merece” o “de todas formas le hubiese ocurrido”
[3].

Suele delinquir, y en los casos mas graves puede llegar a violar, matar y incluso disfrutar con ello. En la violencia institucionalizada de la guerra se fraguan los mas abominables psicópatas, como Amon Goeth, el oficial nazi de “La lista de Schindler”
[4], que disparaba a los prisioneros desde el balcón de su residencia para distraerse.

Otro tipo de trastorno vistoso es la Esquizofrenia
[5], es la enfermedad que mas se ha asociado popularmente a la locura. La persona sufre crisis en las cuales desarrolla ideas delirantes (creencias extravagantes que no se corresponden con la realidad, como las del texto de la introducción), alucinaciones (oír, ver, degustar, oler o tocar cosas que no existen) o síntomas motores como inmovilidad, agitación, muecas o repetición de movimientos o frases como si se tratara de un loro. Después de la crisis el afectado vuelve a su estado mental normal, pero en muchas ocasiones se produce un deterioro intelectual y una disminución del impulso vital. El inicio de las crisis puede ser brusco, en este caso las ideas delirantes surgen “como relámpago en la noche”, se produce una “ruptura biográfica”, los familiares lo ven como si hubiera dejado de ser él mismo. Si bien el afectado no suele ser peligroso en ocasiones los delirios y las alucinaciones llevan a la persona a hacerse daño a si misma o a sus allegados.

En “Nadie está a salvo de Sam” David Berkowitz se siente poseído por Harvey, un perro que le obliga a matar, preferentemente a mujeres morenas; curiosamente esta historia esta basada en hechos reales acaecidos en Nueva York. Está también el enfermo con personalidad múltiple
[6], ésta puede ser doble, triple, cuádruple, etc. hasta mas de diez personalidades diferentes. Se trata de un trastorno de la integración de procesos mentales como la memoria, la conciencia y la identidad.

Así como durante el sueño somos incapaces de recordar nuestra vida real, el sujeto con personalidad múltiple bloquea los recuerdos que corresponden a otros momentos de su vida y le infunde a su nuevo “yo” características que compensan las carencias de su identidad principal. A menudo los sujetos que lo sufren han sido víctimas de abusos físicos y sexuales en la infancia, estas situaciones de gran estrés pueden ser el origen de las amnesias en la vida adulta.

Chris Costner Sizemore
[7], conocida como Eva, tuvo casi veintidós personalidades distintas en el curso de cuarenta años. Podía ser una mujer tímida y religiosa, una sirena despampanante, una pobre ciega o una ladrona de tiendas. Sus personalidades llegaban de tres en tres, una era la dominante durante un tiempo, después de dolores de cabeza o desmayos surgía una segunda identidad. La primera y la segunda no se conocían y tampoco sabían nada de la tercera, que cuando dominaba sí era consciente de las otras dos.

“El estrangulador de Boston” refleja el caso de Albert DeSalvo, un fontanero que violó y estranguló a multitud de mujeres -sobre todo a ancianas- sin saberlo, ya que cuando lo hacia surgía su otra personalidad; la del asesino.

El cine es una magnifica oportunidad para reflejar éste variopinto mundo, algunos Psicólogos incluso recomiendan películas concretas a sus pacientes para que sean mas conscientes de su trastorno.

Otros muchos problemas pueblan el panorama de las enfermedades mentales: Sujetos que solo ven la mitad izquierda de los objetos, inválidos que se levantan de sus sillas bajo hipnosis (y que no fingen), chicas que pesan 30 kilos y no quieren comer, etc. A pesar de todo lo descrito en estas líneas la gran mayoría de las visitas al psicólogo o al psiquiatra se deben a problemas mas cotidianos, y no por ello menos duros, como depresión o ansiedad.

Tener un trastorno mental no es divertido, es otra mas de las dificultades que nos podemos encontrar en la vida, pero si la gran mayoría de estas personas continúan adelante es porqué aun a pesar de todo la vida sigue teniendo sentido para ellas. La curiosidad por lo que pasará mañana, el sabor de una ensalada bien aliñada, un ratito de música o un paseo acompañado por un amigo son placeres de los que todos podemos disfrutar. Victor Frankl, psiquiatra eminente, solía preguntar a sus pacientes: “¿Por qué no se suicida usted?”
[8], de las respuestas extraía orientaciones para la Psicoterapia a aplicar.

Bernat Parés Sabatés.
Psicólogo

*Este texto es el prologo del libro "Psicopatas en serie", escrito por Rafael Dalmau y Jordi Batet

[1] Caso clínico basado en un paciente real. Fragmento de “Las Psicosis”, Acento Editorial (2001).
[2] También llamado Sociópata o Trastorno de la personalidad Antisocial.
[3] Pág. 663. DSM-IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Masson S.A. (1995).
[4] Para profundizar en la psicología de los presos y los guardias de los campos de concentración nazi pueden leer “El hombre en busca de sentido”de Victor Frankl, Ed. Herder (2004).
[5] Mente escindida o rota en su sentido etimológico.
[6] Técnicamente llamado trastorno de identidad Disociativo
[7] Introducción a la Psicología. Linda L. Davidoff. McGraw-Hill (1993).
[8] “El hombre en busca de sentido” Victor Frankl. Ed. Herder (2004).


SIGA LEYENDO

Acerca del Proceso Creador II




LA INCERTIDUMBRE DE LAS PALABRAS


Por Pablo Oubiña


El actor es en esencia cuerpo, espacio, pensamiento y palabra. En la actuación, es el movimiento del actor el que contiene a la imagen. La propuesta entonces es: juguemos con el movimiento, con la secuencia de movimientos para luego poder introducir la palabra desde un lugar mucho más profundo.


Hay un lugar en donde la palabra del actor se convierte en incertidumbre. Un lugar en donde las certezas y las convenciones se diluyen, en donde éstas dejan de ser meros símbolos lógicos para transformarse en entes orgánicos. Es a partir de esta incertidumbre que la palabra adquiere valores más profundos. Se puede llegar a ese lugar de incertidumbre a través del juego. Este juego único y fascinante surge de la conjunción cuerpo-movimiento-palabra.


El cuerpo humano tiende, por naturaleza, a adquirir movimientos, a asimilarlos y a convertirlos en propios. La forma de caminar, de sentarse, de estar de pie, etc. Incluso, la forma de hablar también tiene su razón de ser a partir del movimiento del cuerpo y la postura corporal. La palabra, en boca del actor, puede caer en esa misma red de prejuicios en el que cae el movimiento corporal.


La pregunta, entonces, podría ser: ¿la memoria de estos movimientos corporales -movimientos adquiridos y asimilados hasta el cansancio- condicionan al actor? El cuerpo humano, cuando se siente expuesto, suele volver al lugar común, a lo conocido. Lo hace a modo de defensa porque es en lo conocido, es en el lugar común, en donde se siente seguro. El actor, para no verse condicionado ni caer dentro de esos movimientos repetidos, debe romper con esa seguridad corporal preestablecida.


En cierto modo, con el uso de la palabra sucede algo parecido. La palabra termina transmitiéndose desde el lugar común. La idea, entonces, es tratar de romper con esa red de prejuicios, a partir del movimiento, a partir del juego entre movimiento y palabra. Así como se puede romper esa memoria de movimientos convencionales que el cuerpo posee, también se puede romper la lógica del lugar común al que nos llevan las palabras. Esto no quiere decir que le cambiemos el significado a las palabras, sino que ese significado pueda ser mucho más profundo, intenso, poético.


La moraleja pedagógica podría ser lo que Peter Brook nos dice en su libro “Provocaciones”: “El actor no debe sólo revelar lo que comprende: debe llevar el misterio de su papel a su propio nivel personal. Y allí debe dejar que su papel resuene en él, que vibre en todo aquello a lo cual él jamás podría acceder por su exclusiva cuenta”.



SIGA LEYENDO

Su alma se hundió en el mar







El abismo está ahí...



SIGA LEYENDO

En los ojos del Desierto






En el desierto

vi una criatura, desnuda, bestial,

que, en cuclillas sobre el piso,

sujetaba su corazón con sus manos

y comía de él.

Dije:

"¿Está bien, amigo?"

"Es amargo, amargo," contestó;

"Pero me gusta, Porque es amargo,

y porque es mi corazón."

Stephen Crane

SIGA LEYENDO

Tiempo






Tiempo presente y tiempo pasado

se hallan quizá presentes en el tiempo futuro

y el tiempo futuro dentro del tiempo pasado.

Si todo tiempo es eternamente presente

todo tiempo es irredimible.

Lo que pudo haber sido es mera abstracción

quedando como eterna posibilidad

solamente en el mundo de la especulación

Lo que pudo haber sido y lo que fue

apuntan a un solo fin, que etá siempre presente.

T. S. Eliot


SIGA LEYENDO

Acerca del Proceso Creador






El diálogo como disparador


Por Marcelo Mangone



No soy yo quien mira desde el interior de mi mirada al mundo,
sino que yo me veo a mí mismo con los ojos del mundo,
con los ojos ajenos; estoy poseído por el otro”.
Mijail M. Batjin


“La palabra es una mano invisible
que termina de dibujar en el espacio
lo que nace en el cuerpo”

Eugenio Barba


Todo proceso creador está constituido por una secuencia cíclica que atraviesa distintas fases. En la acción es complejo poder observar el hecho, dado que somos parte del mismo, una materia viva que interactúa con los otros elementos.

En mis épocas de estudiante indagué acerca de los procesos creativos de los grandes directores de escena, a veces desde libros, otra viendo puestas grabadas o en vivo, y tratando de desandar el camino que imaginaba, ellos, habían trazado. En ese momento pensaba que solo bastaba con copiar alguna fórmula. Hasta confieso haber dibujado algún que otro garabato a escondidas, como si hubiera descubierto una fórmula secreta. Error.

El proceso creativo es propio, personal, tan personal como la música del cuerpo, y cada creador debe ir buceando en su interior, desde el ensayo (la prueba y el error), su distintiva manera de acercarse a la creación.

Ahora: ¿Cuál es la forma óptima de encarar un proceso? ¿Hay una manera que pueda definirse como mejor a otra?

En el trabajo he podido descubrir reiteraciones de formas de abordaje e identificar, a su vez, algún tipo de identidad creativa propia, un lugar conocido al que trato de volver para sentirme seguro en alguna parte de la travesía. Ese lugar conocido del cual me invito a salir constantemente para buscar otras geografías que me permitan arriesgarme, explorar horizontes nuevos. Entrar y salir constantemente. De lo conocido a lo desconocido.

Aunque, indefectiblemente, cuando comienzo a trabajar me pregunto cómo saltar el vacío que me provoca la “obra” y el inicio del trabajo; tal vez sin darme cuenta que ese salto es el inicio del trabajo mismo, la pulsión inicial. Intento “dialogar” con el material, tratando que este me transforme y que me permita transformarlo, sin que ese “diálogo” sea un simple intercambio de información, sino material en puro trabajo de transformación.

Provocarse y provocar, tomar decisiones, mirar el mundo a través de una lente deformada para encontrar una nueva forma y deformarla, probar otros sabores, generar sonidos desde el silencio. Provocar la percepción constantemente.

También el proceso creativo nos enfrenta situaciones reconocibles que inciden negativamente. Ignorando aquellas inherentes a lo material y lo económico, hay bloqueos identificables que atentan contra nuestra creatividad. Bloqueos emocionales como: la impaciencia, el miedo al fracaso, la falta de motivación, la percepción estereotipada, la falta de habilidad para distinguir la fantasía de la realidad; y bloqueos racionales como: la tendencia a emitir juicios apresurados, el no aceptar la ambigüedad, la excesiva focalización del problema, la dificultad para tener una visión multifacética, son nuestros enemigos en el campo de la creación. Y la angustia del no saber que se pone de pié ante la necesidad de resolver, como diciendo “ y que querés loco, soy humano”.

La obra va pidiendo forma. Esa forma está agazapada, escondida, lista para ser descubierta en el entramado de los textos y las imágenes. Esas imágenes están dentro nuestro y se van develando una a una. Realmente no sé cómo la forma va forjándose, pero si siento que se devela gratamente en alguna parte del camino. Ahora: ¿la busco o la encuentro? ¿aparece o es descubierta? En este juego de ambigua realidad me encuentro muchas veces durante un proceso de creación y montaje. Sólo puedo afirmar que desde la acción, desde el hacer mismo, la imagen se transforma en forma escénica, color, sonido, textura, movimiento.

Cito un cometario de Ariel Barchilón, que creo resume claramente esta problemática, "Creo que todos tenemos certidumbres de todo tipo. Son creencias y/o saberes, desde dónde vivimos, opinamos, actuamos. Estas certidumbres nos dan seguridad, generan definiciones, límites, permiten emitir juicios sobre lo bueno y lo malo, lo correcto y lo incorrecto, lo bello y lo feo, etc. Las certidumbres son, digamos, lugares conocidos, sitios de reposo y seguridad, nuestra propia quintita ordenada y apacible. En ella encontramos previsibilidad, repetición, orden y estabilidad. Todo esto es lo ya sabido, lo ya hecho, lo recibido, lo que traemos (la tradición). Pero para crear algo nuevo tenemos que entrar en otro territorio. A ese territorio podemos llamarle incertidumbre. Está en la frontera, es una zona de oscuridad, de no saber, de imprevisibilidad, y, sobre todo, de inseguridad y exposición. Esto último es muy difícil de vivir. Mi creencia sostiene que autores, directores y actores tienen que estar -en el momento de la creación- expuestos, desnudos, inseguros y vulnerables.”

Transitar por la frontera, por el límite entre el sueño y la vigilia, sin que invada el temor a caerse, ni la necesidad de tomar decisiones apresuradas. Las decisiones no las tomamos nosotros, las decisiones se toman a sí mismas si nos permitimos transitar por todas las opciones posibles con pasión. Según Broock, “la mente tiene muchos estratos", y para alcanzar el estrato más operativo, tiene que producirse un conflicto entre los impulsos sumergidos en una zona oculta y las voces confiadas procedentes de un nivel más superficial que afirma ser el que más sabe. Más que nada es el terror de manifestar indecisión frente a unos rostros que te juzgan y la necesidad de reafirmación lo que te empuja hacia delante, fingiendo saber lo que querés. Ahora, si uno no sabe aún qué quiere... ¿para qué fingir?.

Intentar llegar al corazón, a la médula del proceso creador y extraer de si mismo el material que se posee. Permitirse transitar por el caos, el caos propio, el que cada uno quiere y sabe generar, para después ordenar algo nuevo, diferente que permita abordar una nueva decisión.

En mi última puesta, “Manifiesto vs Manifiesto”, en codirección con Susana Torres Molina (también dramaturga de la obra) , participé de un trabajo grupal creativo en donde se partió de cero y se arribó a una producción teatral vívida y concreta.

En la creación grupal es primordial, para la convivencia y el bienestar, la determinación y el respeto por los roles y las características de los mismos. Eso estuvo muy claro en Manifiesto. Antes de comenzar a poner el cuerpo, lo límites del juego, a lo que jugaba cada integrante era concreto y nos daba seguridad. Cada uno aportaba desde su lugar, interviniendo en el lugar del otro sin desvalorizarlo.

El proyecto nació de un disparador ficcional escrito por Susana, el Manifiesto apócrifo de Rudolf Schwarzkogler, (artista austriaco, integrante del grupo denominado “Accionismo Vienés” que tuvo lugar entre los años 1965-1970 y que fue una propuesta muy radical y transgresora relacionada al Body art).


Partimos de la base de lo rizomático, en donde la organización de los elementos no sigue líneas de subordinación jerárquica sino que cualquier elemento puede afectar o incidir en cualquier otro. Todo cambia y nada cambia a la vez, es el actor que le da vida al espacio y lo modifica. Nos planteamos interrogantes: ¿Cuál es el límite del arte? ¿Verdad o simulacro?.

A partir de disparadores escénicos se provocaron juegos en los cuales los actores creaban desde el cuerpo y la palabra en acción, y la dramaturga capturaba material, los elaboraba, y en un nuevo ensayo era sometido a prueba. Cada uno de nosotros expresaba distintos puntos de vista, desde lo psicológico, lo estético, lo ético, y también desde sus experiencias “personales”.

Así se fue tejiendo el cuerpo de la pieza dramática. Luego de casi tres meses de ensayos la forma empezó a delinearse y pudo ser indagada, y, en cada encuentro, el material se modificaba, aunque ya tenía un rumbo claro. Escucharse y escuchar al otro fue un ejercicio de todos los ensayos, una práctica a la cual nos veíamos obligados a volver porque nuestra línea de trabajo así lo requería. Hasta dos días antes del estreno con Susana modificamos cosas, dejamos de lados deseso que, puestos en función del espectáculo, no sumaban. Cuando estrenamos la obra comenzó a tener vida propia, a completarse con el espectador a partir de una identidad que ya era imposible de modificar.


Transitar la delgada línea que separa el sueño de la vigilia , esa instancia en donde las sombras son grandes espacios de luz y el silencio se multiplica en infinidad de sonidos. Tansitarla sin temer al viaje, porque precisamente de eso se trata.

SIGA LEYENDO

El Prometido - Bocetos de Vestuario - Marita



Bocetos realizados para el vestuario de la obra


Vestuario para Marita















SIGA LEYENDO

El Prometido - Bocetos de Vestuario - Grigori



Bocetos realizados para el vestuario de la obra


Vestuario para Grigori













SIGA LEYENDO

El cielo está rojo de nublado







Ya no hay nada. Ni los pájaros, ni los árboles, ni las hojas secas, ni las flores, ni los perros, ni las estrellas en el cielo, ni la luna, ni los niños, ni la brisa, ni la música, ni las velas. Hace rato se terminaron los olores. No hay milagros ni plegarias. Solo se escucha el olvido. Está vacío. Ya no hay nada, Marita. Se terminó. El cielo está rojo de nublado. Va a llover.


Gloria.




SIGA LEYENDO

Grigori






Cachivaches que no sirven para nada...


SIGA LEYENDO

 
tiempo en popa
Subir…