Todo el mundo quiere decir todo en cinco líneas, y eso no es literatura. Mario Levrero

El Prometido - Cuando el horror está a la vuelta de la esquina – Susana Llahí (miembro GETEA)




Proyecto Tres
se presenta en su tercera edición. Tal como lo comentan sus mentores, Ariel Barchilón y Marcelo Mangone, la iniciativa surge por una necesidad de lograr un teatro abierto a la comunidad de dramaturgos y directores jóvenes. “Lo que en Proyecto Tres se investiga son formas de relaciones dialógicas para crear (y por lo tanto pensar, concebir) el teatro desde un lugar más creativo, abierto, múltiple, heterogéneo y democrático”


Las seis piezas que integran Proyecto Tres, están construidas a partir de personajes despóticos y oscuros que ejercen su poder sobre los que no pueden salir de su inacción y se muestran ambiguos e imprecisos; las acciones de unos y otros están fuera de toda lógica. Prima la imposibilidad de comunicarse. Temáticamente hay una clara alusión a nuestro pasado reciente: al autoritarismo de instituciones enquistadas en nuestra sociedad, al gobierno del proceso, a la crisis de confiabilidad hacia la clase política, a la estupidez que lleva a desear “la eterna juventud”, a las difíciles relaciones de pareja, a la soberbia de quienes creen que con dinero todo lo pueden comprar.

Hacer el bien, la primera de las piezas, trabaja con la ironía y la parodia haciendo blanco en el scoutismo, que como uno de los tantos brazos de imperialismo británico logró afianzarse en nuestra sociedad, cubriendo sus aspectos reaccionarios con un halo de apostolado práctico y solidario.

El prometido, indaga en lo que espera un represor: ¿La continuidad de ese mundo? ¿El nacimiento de un nuevo Hitler?. La pieza remite al momento oscuro del gobierno militar en nuestro país, a la enfermiza relación víctima-victimario, al robo de bebés pero, al mismo tiempo, a la seguridad que posee el represor de que vendrá un algo igual, que podrá ser forjado a imagen y semejanza del sistema de terror instaurado y sobre todo, a la convicción rotunda, de que poseen total derecho a la impunidad

En El enemigo, “los querubines” se muestran como la gran metáfora de los reclamos del pueblo. La pieza presenta una fuerte crítica al poder político, a su incapacidad para interpretar la necesidad de los ciudadanos, al autismo que les permite oír “las voces del pozo” y no el clamor de la gente, a la seguridad de que se puede “gobernar a la distancia”, como dice el primer ministro y que sólo es necesario no escuchar el clamor del afuera, “no dejar que nos convenzan”, porque peligrosamente se puede llegar a pensar como ellos.


En Mirame y decime si ves el mar, ni las palabras ni las acciones tienen ninguna relación lógico causal. No importa qué es lo que vincula a los tres personajes, en apariencia dos mujeres enamoradas del mismo hombre. Hay una extraescena amenazante que oprime al personaje masculino, quizás el temor que impone el desorden de la cultura, el horror de no saber cuál es su verdadera naturaleza, qué es lo que desea, cuáles son sus fines. Esa incompletud sólo puede ser castigada con la muerte.

Estas piezas aglutinan procedimientos del absurdo de amenaza: el temor hacia lo que está más allá de la habitación, la circularidad de la acción, los personajes que no logran comunicarse con “el otro”, autoritario o indiferente, el terror y la muerte como una presencia constante. Además, cada puesta logra potenciar la opresión con la marcación del espacio, la ubicación central de la escena y los espectadores alrededor hacen a la semántica de la pieza. El elemento onírico se muestra siempre son amenazante, procedimiento propio del expresionismo y del absurdo de amenaza. Y la muerte se presenta como única forma de liberación.

En Estética contemporánea y Vivir no está bueno nos encontramos ante la poética del grotesco. Las protagonistas, la mujer operada en la primera de las piezas y la gran actriz en decadencia, en la segunda, no pueden o no quieren admitir la realidad. La mujer adicta a las cirugías morirá sin saber de la mala praxis, la actriz en cambio, cuando caiga su máscara se dará cuenta de que se encuentra sujeta a la voluntad de quien la cuida y de que no todas las voluntades se compran con dinero. El carácter distintivo de estas antihéroes femeninas es la confusión, la realidad no resultará como ellas piensan. En ambos casos hay pérdida total para las protagonistas. La comicidad, con fuertes tintes de humor negro, acentúa el patetismo de los personajes.

Consideramos que Proyecto tres se torna sumamente interesante porque alcanza a cumplir lo que señala el programa de mano. "un proceso de aprendizaje y de diálogo creativo”. Y aunque temáticamente alguna de las puestas ancle en nuestra realidad inmediata, el clima opresivo y de sujeción al despotismo se universaliza, puede ser de aquí o de cualquier otro lugar de la tierra.

Los grupos salen airosos de la experiencia y a pesar de que como en toda práctica que aglutina tanta gente se observa cierto desnivel, el resultado es muy bueno y nada opaca ni impide que se concrete el objetivo del proyecto

Proyecto tres

Teatro: El Bardo.
Cochabamba 743.
Domingo 18 hs. Y 20:30 hs.

18:00 horas

Hacer el bien: Dramaturgia: Ana Carina Garber. Elenco: Gina Aiello. Carlos Ledrag. Johanna Rua. Dirección: Carolina Strok.

El prometido: Dramaturgia: Jana Vidal. Elenco: Belén Pedernera. Pablo Oubiña. Carolina Vincenzi. Dirección: Gimena Vitali.

El enemigo: Dramaturgia: Mariano Cardozo. Elenco: Luciana Dulitzky. Mario Petrosini. Pablo Plandolit. Dirección: Mariana Díaz.

20:30 horas

Mirame y decime si ves el mar: Dramaturgia: Lara Gorfinkiel. Elenco: Mariano Aranda. Laura Ledesma. Evelian Romano. Dirección: Laura D’Anna. Asistencia: Lara Gorfinkiel

Estética contemporánea: Dramaturgia: Walter Sánchez. Elenco: Paula Berré. Belén Meana. Walter Sánchez. Dirección: Claudia Ostrovsky. Asistencia: Giselle Del Valle Mestre.

Vivir no está bueno: Dramaturgia: Guillermo Difilippo. Elenco: Eleonora Russo. Karina García. Gastón Carrica. Dirección: Mario Marín.
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